
Cercanos los días a que se cumplieran las profecías del fin de los tiempos, unas voces resonaban incesantes en mi cabeza. las voces resonaban, resonaban, resonaban…
– ¿Quién eres tú?
Decían las malditas, pero yo… ¡No sabía que responderles!
Harta de escucharlas yo cerraba mis oídos, me daba vuelta de un lado a otro ignorándolas, me deprimía, hablaba conmigo misma de otros temas, veía películas, me daba vuelta de un lado para el otro ignorándolas, comía, trabajaba o dormía en exceso para no saber más de ellas, y sin embargo, se repetían una y otra vez para mis adentros, y con tal de no soportarlas más, me fui por el mundo en busca de respuestas.
Entonces, visite los antiquísimos anales de la historia en la vieja Asiria, pregunté a los que decían conocerme, me bañé en el Mar Negro, leí la Estela de Gilgamesh, busqué en los espejos del tiempo, en el Tarot, en la Astrología… Y en la magia, consulté los salmos secretos y estudié a Iroe el mago y sus extraños textos (È∞¥ΨφΩ°ΞΔΦ…)
Fui de templo en templo, de dios en dios, de sabio en sabio y no daba con encotrar las respuestas.
A punto de desfallecer, después de tales travesías de mi mente, llegué a mis aposentos y me recosté con premura tratando de olvidarme de todo y por un momento, mi mente se acalló…
Sólo entonces fui.
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ta xido sis…me gustó!!!
Inquietante y al final la calma… Es bueno
Gracias por compartir tus escritos.