Love

Dos seres que se aman...

Amor es lealtad, fe en uno mismo y en el otro, fortaleza para convivir y no salir huyendo a la primera de cambios. Amor, no es tan sólo el amor romántico, no es el de los besos y el del acostón, no es el del enamoramiento.  El amor se cultiva y es el aceptarse del uno hacia el otro y del otro hacia el uno. El amor se entrega sin reservas a cualquier ser, no importando su forma ni sus debilidades, el amor no es «exclusivo de los amantes» ni de las madres a los hijos. El amor es entre seres, no importa su color, su sexo, su raza o como he dicho, su forma física. El amor es comprensión y compasión, entendida esta, como «ponerse en los zapatos del otro», no como lástima. De hecho, el amor también viene a ser tolerancia, con respecto a lo que no me gusta del otro, llámese vecino, amigo, pariente, pareja, o lo que os guste…

Yo conocí a una niña cuyo papá le dio a sembrar una cebolla … Y con todo y el  olor a CEBOLLA, que se cargaba la cebolla, esa niña, la cuidaba, la protegía, hablaba con ella y acostumbraba a llevarla a donde iba. ¡Ella amaba a su cebolla!

La niña, también tuvo a un pollito,  que se convirtió con el tiempo en un bello gallo pinto de grandes espolones y roja cresta; se llamó «Bebé» y tenía su jaulita para descansar a la hora en que la luna salía. Sin embargo, por las noches la niña lo sacaba en secreto y a escondidas de sus papás y  «Bebé» dormía en su barriga… POR OBVIAS RAZONES, A VECES «Bebé» SE HACÍA POPO EN LA BARRIGA DE LA NIÑA, pero no por eso ella lo insultaba o lo aventaba, sino que simplemente limpiaba la popo y besaba a su gallo, quien le daba pequeños «piquitos» con su piquito encima de la nariz, tiernos y dulces como su amor. Él, murió de alguna enfermedad, a la edad de ocho años, y la niña lo amó con todo su corazón. Y si se lo preguntan…

¡NO, NO Y NOOOO,  NUNCA FUE LA CENA, ni siquiera de pensamiento!

Conocí muy bien a otra pequeña niña que, alimentaba con azúcar, a una rara araña patona que se encontraba debajo del lavabo de un  baño, hasta el día en que la araña, amaneció muerta y enroscada sobre su tela.

Esto, me hace reflexionar, sobre el amor, y sobre el amor de un niño, que es equiparable al de un animalito (Quien los ha tenido lo sabe sin duda alguna) por su inocencia, su entrega y su frescura … Ese amor tan sincero, puede permanecer así hasta la adultez de los críos,  si no les enseñamos ni les compartimos nuestros prejuicios, si somos capaces de no decirles A QUIÉN SÍ Y A QUIÉN NO  SE DEBE AMAR;  ellos aman sin PREJUICIOS,  al ser que se convierte en objeto de su amor.  A los niños les da igual si es un oso de peluche, un patito de hule,  un ratón o una sabandija, aman sin reservas y sin temores. Les da lo mismo si su amigo es jorobado y de cuatro ojos, si es viejo, patizambo, fuma como chacuaco, se emborracha como pirata o usa lentes de botella, si es calvo como foco o es gorda como pelota, si está en una silla de ruedas cuadradas o si tiene alguna preferencia que digamos,  es diferente a las nuestras y ¡no le gusta el mole o el chocolate!

Convirtamos en eso el amor, no lo ensuciemos con los PREJUICIOS. ¡Es tan fácil!

Parte de esta historia y la Foto, fueron tomadas del «Diario de la Mariposa» la otra parte son sus pensamientos…               ©

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