Para Mariado Hache
Wicklow en la piel
Hoy la vida se retrasa.
El viento de Wicklow, que lo sabe,
finge una visita rutinaria
y me da la mano,
confirmando todas mis sospechas.
La luz del bosque, tímida pero firme,
se acomoda en la habitación.
Hay un dolor de hierba y agua turbia
golpeando las horas.
Los recuerdos se trenzan
entre bloques de turba y oscuras jarras
de cerveza en el viejo Baltinglass.
La infancia cruza apresurada el río Liffey,
quiere llegar a tiempo para ocupar
un palco en mi memoria.
El tiempo dibuja círculos
de nieve y fuego. La isla sonríe.
Todos acuden al lugar de la batalla.
Hoy más que nunca están a mi lado.
Al atardecer,
el frío aliento de los cirujanos
afila sus…
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