Libros

Mujeres que corren con lobos. Segunda parte


Clarissa Pinkola usa primordialmente al arquetipo del Lobo, para mostrar a la mujer salvaje que lleva en su interior toda mujer; esa Loba que no se conforma con migajas, la que sabe lo que es y lo que vale. La que se sabe hermosa, la que se conoce sabia, fuerte y creativa.

Pinkola, usa arquetipos en principio por ser psicoanalista junguiana y recordemos que Jung trabajó con ellos y sus símbolos. Además habla de los arquetipos que encuentra en los cuentos populares, absorbidos ya en su totalidad por un incosnciente colectivo; aunque ella los use en diferentes versiones a veces. Utiliza historias como La Caperucita Roja, Barba Azul y El Patito Feo, entre muchas otras. Ella las aborda a la manera de Jung, aunque hay varias maneras de hacerlo. Clarissa, según sus palabras, es una cantadora y guardiana de esas historias remotas conocidas por generaciones completas. Es una narradora que entra en trance y a través de él, nos percibe y nos dice los secretos que halla como médium, en esas historias que son la esencia de los cuentos; para identificarnos con esa Mujer Salvaje, que muchas veces se queda en el camino de la vida y nos abandona… Luego entonces, pienso que a las mujeres que nos llega este libro, debemos sin duda pasarlo a otras mujeres; por la sabiduría que contiene, y la facilidad que Clarissa tiene para explicar a través de ellos, lo que puede llegar a ser la vida de una mujer, con su esencia perdida; esa mujer que muy tristemente no logra ver a esa Hembra Salvaje que es.

La autora, primero nos relaciona con La Loba; con su fortaleza, con su energía en la manada. La mujer como Loba, es en esencia diferente, pues es el alimento y la raíz. Ella es «La Que Sabe, La Vieja, La Madre, La Creadora… Es Eterna, es el Fundamento de la Psique instintiva de la especie»

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«Lobas» Imagen por Teresa Echeverría. Copy Right.
En donde se comprende también a la Mujer Salvaje como un arquetipo de la Creación, de la Vida y de La Muerte de todas aquellas cosas, que tienen que vivir y morir en ella.

La Mujer Salvaje, debe estar consciente de su Loba, de la libertad de ser esa Loba; de sus instintos e intuición y de lo que ella es capaz de lograr en su vida si se reconoce en todo el sentido de la palabra.

No debemos dejar escapar a nuestra Loba, no debemos perderla de vista y así lograr ser plenas y creativas ante las situaciones que nos ofrece la vida y, artistas en el sentido espiritual y mundano. No hay que dejar de pintar porque alguna vez rompieron nuestro más amado dibujo, ni dejar de bailar porque nos amarraron los pies de niñas.

He ahi donde debe resurgir nuestra Loba…Mujer Lobo

«Lobas» Imagen por Teresa Echeverría. Copy Right.

La psicoanalista nos habla de un río profundo al que podemos acceder a través de la meditación o a través de alguna de las artes como la pintura, la música, las letras, etc., o por medio de la soledad voluntaria, o de actos de gran creatividad que nos modifiquen la consciencia. Y al final nos lleva a saber lo que Jung ya había dicho sobre la obligación moral de vivir y permitirnos ser, lo que en verdad somos: La Mujer Loba, La Mujer Salvaje.

Nos vemos pronto mis queridos@ bloggers y visitantes.

¡Los amo! ❤

 

 

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