JOSEFINA

Mis querid@s amig@s, hace varias semanas que no he escrito con la cotidianeidad de siempre, por lo que decidí comentarles y compartirles la situación por la que hemos pasado en la familia y dedicar a su vez, el blog de hoy, a la memoria de Josefina y a sus cuatro hijos.

Josefina fue una mujer que vivió por sus hijos. ¿Qué madre no lo haría? Casi todas, por cierto. Josefina fue una de ellas. Yo conozco a sus hijos. Tres varones y una mujer, todos gente de provecho, que cuidaron a Josefina hasta el final. Ella, murió de cáncer en la garganta.

 

Hace un año le fue detectado; la operaron, salió bien, pero en febrero de este año, reapareció la enfermedad. Y aunque Doña Josefina, llegó a los 70 añotes; para marzo su cáncer ya era  metástasis y en estos últimos días de abril, murió. Quiero decirles que el proceso de un cáncer terminal es muy terrible. Al enfermo lo llenan de hoyos por todos lados, ya sea para comer o respirar, o ambas; más hoyos para aplicar la morfina y los medicamentos, porque los dolores son insoportables para quien los padece (y para la familia que ve sufrir al enfermo). Son procesos muy duros. Quizá y espero que no, algunos de ustedes ya lo sepan porque lo hayan vivido. Yo sinceramente nunca, hasta hoy.

Josefina, era la madre de mi esposo. Yo, en varias oportunidades le di las gracias por haberle dado la vida y por haberlo criado, ya que yo tuve la fortuna de casarme con él; y tuve la fortuna de poder decírselo a ella, una última vez… Así, obtuve el regalo de una sonrisa amorosa que jamás olvidaré y que será la imagen de Jose, que llevaré en mi corazón.

Como dije, ella crió, cuatros seres humanos excelentes, con todo y los defectos que cada cual tiene, e incluso los que Josefina les heredó. Bueno, eso ya es harina de otro costal. Pero lo que quiero decir, es que ¿cuántos funerales se pueden celebrar recordando con alegría, con risas y carcajadas al ser querido que murió? Pocos sin duda. Y éste, fue el caso de mi protagonista.

 

Aunque hubo y sigue habiendo mucho dolor y muchas lágrimas por la pérdida, también hubo pastel, reunión de familiares y amigos que de veras  la quisimos, y ciertamente paz; porque sus hijos y los seres que eran importantes para ella, estuvieron ahí cuidándola; sin reproches, sin pleitos; sin nada de lo que con pena, sucede en muchas casas en momentos similares…

Luego: Julio, Moisés, Nancy y Ernesto, los cuatro queriendo estar con Josefina el mayor tiempo posible, los cuatro ahí besando su carita, jugando con ella, cantándole canciones de su tiempo, acariciando sus manitas; cambiando cánulas, bañando a mamá, rezando con ella; aplicando oxígeno, haciendo papillas; corriendo al hospital a cualquier hora del día o de la noche, hermanos endeudándose para tratar de que su madre estuviera «bien» dentro de lo mal que se hallaba…

A Josefina no le faltó nada. Estuvo «Bien» hasta el final, y sin duda, fue, y es amada en exceso y de sobra. Ha de ser bonito eso de que hasta el último instante, quienes uno ama, estén ahí pendientes hasta del más mínimo detalle para darle a uno lo mejor; y así pienso y siento; que quien padece una enfermedad terminal, pese y pese a todo lo horrible que conlleva, creo yo, que su alma o espíritu, ha de desprenderse de manera muy tranquila, como fue le caso de Josefina.

Incluso estar en el panteón o en el servicio religioso por su alma y todo eso, se pudo sobrellevar con una sonrisa de los que ahí nos encontrábamos.

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Descansa Josefina donde quiera que estés, y sé feliz, que nosotros te honraremos siendo felices y aprovechando el legado de amor que dejaste por acá.

Bueno mis queridos bloger@s, es todo por ahora y espero normalizar los blogs ya a partir de ahora. Gracias por leerme siempre. ¡Besos de arte y literarios!

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